El anciano Constantino de Alejandría recoge las cenizas de su juventud

Juan Vicente Piqueras en Márgenes 1-2 (1980)

"cuando los labios y la piel recuerdan"

A esta ciudad de Istanbul
inmensa como la gloria que conocieron sus muros,
hermosa como la juventud que contemplé y me contemplaron,
a este bar -precisamente a éste-, a este vino,
acudo ciegamente a remover mi herida,
palabras y penumbras donde falta el consuelo,
palabras y penumbras solas y entristecidas.
Solo, a esta mesa desvencijada y sucia
acuden los destellos lujuriosos
que otras manos de luz en mi piel concertaron,
para que en esta noche me sea dado amarlas
y sentir en mi carne, ya marchita,
la ausencia de mi vida y de su tacto
que la moral cristiana condenara.

Me duele el pensamiento. Me vence la verdad.
Y me ocupa el dolor por los días perdidos,
mientras el mar respira a través de mis manos.

En este bar pequeño de esta inmensa Istanbul
para acabar mis días lanzo un ruego a los dioses:
Ya que mi cuerpo ha sido, cuando joven y hermoso,
olvidadizo, inepto, prestándole su tiempo
a los anales griegos de mi inteligencia,
que mi vasta cultura reponga y sustituya
esos hondos placeres que en mi piel no temblaron
y cuya pérdida es la causa fatal de su existencia.
















Duane Michals, fotografía perteneciente a The Adventures of Constantinos Cavafy (2006)

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