Una ética del renunciamiento

Luis Antonio de Villena, Hymnica (1979) Quedan atrás los incendios y el desorden del saqueo, la plata por las calles, los cuadros destrozados, las muertes inútiles y cruentas, como siempre. La festiva Roma que ahora (y por largo tiempo) será una ciudad severa, inquisitorial, bajo la norma de una fe española. Delante estarán, quizá, los brazos bien dispuestos de Venecia. El clérigo español que se divertía por las calles alegres de Roma, que se sintió vivir en brazos de mujeres mercenarias, que escogió los vinos de sus cenas, dilapidó fortuna entre libros, doncellas ‒cosidas‒ y amancebados garzones, el que padeció sífilis y amor, y leyó el viejo latín y los latines nuevos, el autor de La Lozana Andaluza , obra del triunfo de la vida (que para publicarse ahora necesitaría un epílogo moral, lleno de cruces y detracciones), camino de la República de Venecia, piensa en sus compatriotas. A él poco se le ha perdido con esa gente, que cree en reglas de monasterio, desama lo h...