Muerte de Ziryab*

Fernando Quiñones, Ben Jaqan (1973) Ahora blanqueará este Pájaro Negro que os trajo la nueva vieja música, las artes de la ropa, la mesa, amables pautas en la insensible lepra de los días. Adiós. Nadie ha de lamentarlo: dos mil años, no ya sesenta y ocho, también me hubieran sido breves entre vosotros y me voy sin llegar a medir ni agradecer cuanto aquí se me deparara, el exaltado o apacible rielar de horas más vivas que el turquí junto al blanco del pichón o que el ciego, vedado beso que enajena y consume la piel donde se ahínca. Hay algo, sin embargo que, sobre la justicia de que no llegue a ver el día de mañana, grita, se desespera y pugna por borraros y por borrar cuanto me disteis y os di, y mirarme otra vez huyendo de Bagdad sin saber para dónde, o incluso antes, en la hambrienta niñez y las arenas gastadas de mi pueblo. Tal, el desatinado, el descortés, risible anhelo de seguir que me posee. Perdón en fin por tan llorosa, más bien tosca despedida del...